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Esta vivienda, construida en un barrio de Varsovia, supera en estrecheces a la más estrecha de Buenos Aires, de  2,40m de ancho,  y a la de Nueva York, de 2,50m de ancho.

Su arquitecto, Jakub Szczesny, vio el hueco que había entre dos edificios, y se le ocurrió que por qué no construir allí una vivienda. Dicho y hecho, la estructura, de acero, fue ensamblada a las afueras de Varsovia, y luego montada “in situ”.

El techo y los muros están realizados en policarbonato,  y las cañerías del baño, cocina, y la instalación eléctrica están basadas en el sistema de drenaje de los barcos, con el fin de ahorrar espacio.

Tiene 1,50 metros en su parte más ancha y 0,72 en la más estrecha. Del nivel de la calle arranca la escalera de acceso, que se pliega transformándose en parte del primer piso sólo con apretar un botón. En este primer piso está el inodoro, con la alcachofa de la ducha encima, una mini cocina cuyo fregadero sirve, además como  lavabo,  y una gran salón de unos 4m2, con la escalera subida, claro.

El acceso  a las plantas superiores se hace mediante  escaleras de mano, como si subiéramos a una litera. En la segunda planta, si conseguimos acceder sin rompernos la cabeza,  tenemos el dormitorio, es decir, la cama, con una pequeña mesa de trabajo,  y si nos animamos con el segundo tramo de escaleras, llegamos al nivel superior, que no logro averiguar qué ni para qué es, pero debe de ser algo así como un reducido espacio para pensar.

La estructura tiene forma triangular con huecos en los forjados, para permitir el paso de la luz natural, que entra desde la cubierta y  también a través de un  hueco que hay sobre la cama-dormitorio, y como no podía ser catalogada como vivienda por no cumplir ni una sola norma urbanística, se ha catalogado como obra de arte, y la idea, es que hasta 2016, numerosos artistas, experimenten durante un mes, como se vive en un espacio tan reducido.

Yo casi preferiría, si fuera uno de los artistas elegidos,  que la experiencia me la contaran, pero bueno.

Se le ha llamado “Keret House” en honor del escritor israelí Etgar Keret, que ha sido su primer huésped. Y se me olvidaba, creo que en la nevera sólo hay espacio para dos latas. Tres si son pequeñas.

Curioso y diferente, abajo tenéis las fotos, que ya se sabe lo que dicen de las imágenes. Espero que os guste!!!!

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